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miércoles, 22 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
Experiencias: Excursión a una Granja Escuela
Hoy quiero compartir con vosotros lo que escribí en el mes de mayo tras la asistencia de mi hija a una excursión organizada por la Escuela Infantil a la que asistía a una Granja Escuela. Ahí va:
La verdad que esta excursión, a priori, me daba más miedo quela primera que tuvieron al teatro, por aquello de ser todo el día, de que
hubiese animales, de ser más lejos (20 minutos en autobús), etc. Pero conforme pasaban los
días y tras la experiencia de la primera vez me fui tranquilizando, y al final
tuve claro que no podía privarle de esta experiencia y más cuando su seño me lo
ponía en bandeja: la vigilaría de cerca,
se llevaría comida especial para ella (triturada), habían inspeccionado el
sitio antes y habían visto que no había peligros potenciales…Pues ya está: Se
lo va a pasar genial.
Imágenes de La granja de María
Aunque mucha gente piensa que un niño con TGD no se entera
porque no participa en conversaciones, o porque no habla o porque no hace
peticiones, no es así…Tampoco es el caso de mi hija, ya que ella tiene lenguaje aunque no lo utilice correctamente. Para facilitarle su adaptación, yo siempre intento que mi hija se involucre en
los preparativos de todas las actividades para que las anticipe bien: tanto si
nos vamos a pasar el día a la playa, como si tenemos un cumpleaños, como si se
va de excursión. Así que lo primero que hicimos fue buscar una gorra juntas: como en
casa no había ninguna de su tamaño nos fuimos de compras, se probó varias y al
final estábamos entre dos: la del tigre y la de Hello Kitty, y fue ella quien hizo la
elección final.
Los días anteriores a la excursión rescatamos nuestros
libros de la granja para ir recordando los animales y mediatizándonos un poco,
jeje. Además, le hice una agenda especial para explicarle que el jueves se iban
de excursión, y la entendió perfectamente.
El día de la excursión se quedó un poco descolocada en la
guardería (palabras de su padre) porque ella esperaba irse inmediatamente a la
granja, y no era exactamente así(aquí quizás falló comprensión por su parte), pero el resto del día estuvo muy bien: montó en poni, dio de comer
a las cabras, vio y tocó a todos los animales, jugaron en los columpios, saltó
en la cama elástica, en fin lo mismo que sus compañeros…Eso sí: volvió oliendo
a establo y no durmió siesta por lo que estaba muy nerviosa. Mi hija tiene un
punto que del cansancio pasa a la hiperactividad… Se lo pasó pipa pero al día
siguiente seguía teniendo “secuelas” del cambio de rutina y es que seguía
pensando en la granja y se pasó el día muy nerviosa, situación que se normalizó
al pasar un día más.
La valoración es muy positiva y espero que en su nuevo cole
también pueda disfrutar de estas experiencias. Muchas gracias a las seños que
acabaron reventadas también…Es que menuda responsabilidad y que valientes son
llevando de excursión a nuestros pequeñajos.
viernes, 17 de octubre de 2014
Lo que aprendemos de los niños
Todos tenemos días oscuros y grises y otros llenos de luz…A mi personalmente, me gusta apartar esos días negros pero no siempre es posible…A veces el nubarrón se instala ahí y vayas en la dirección que vayas esas nube caprichosa te persigue allá donde vayas…Llegados a este extremo lo mejor es esperar a que se vaya esa masa nubilosa antes de proseguir con nuestra vida.
No estoy instalada en uno de estos nubarrones, ni en una de estas tormentas, yo suelo salir a flote fácilmente y hace falta mucho para hundirme, la verdad. Muchas veces el truco está en desahogarse(pegar 4 gritos) y seguir. Sólo quería hablar de esto, de los malos momentos porque cuando tienes un hijo con alguna discapacidad, dificultad o similar muchos días se presentan oscuros y lo ves todo negro.
Repito que no es mi caso actualmente, pero muchas veces se tienen estos pensamientos:
- No avanzamos. Pasan los días y ves que no hay cambios. Mi experiencia es que a nosotros nos cuesta más percibir la evolución, debemos enfocarlo siempre de manera global, es decir, a largo plazo
- Está teniendo una crisis o retroceso: le ha cogido manía a algo, le ha dado por pegar, no quiere comer algo que ya comía, o ir al cole, o salir a la calle, o bañarse…y así hasta el infinito…Mi experiencia es que todo pasa y tras un paso atrás se suelen dar dos hacia delante
- Cuando compartimos días o ratos con sus iguales y vemos el abismo que hay…Si encima coincide que tu hijo ha tenido un día “malo” pues ya te piensas mucho la próxima salida, se te quitan las ganas de ir al parque o a dónde sea…Pero lo mejor es siempre intentarlo, no os aisléis
Si tienes un día gris y encima llega alguien (no dudo que lo hacen con toda la buena intención del mundo) y te dice que tu hijo es una bendición, un angelito, un regalo, etc… sin saber lo que es...a mí por lo menos me hierve la sangre, aunque me muerdo la lengua. No es que nuestro hijo no sea todo eso y mucho más: es que cualquier niño lo es…Y yo soy de las que piensa que estos peques sacan lo mejor de nosotros porque nos enseñan a luchar y a priorizar pero estos comentarios, a no ser que tengáis un hijo similar, sobran porque dan la impresión de que no tienes ni idea de lo que es, no sabes que decir, ni cómo actuar… y la impresión es de que te damos pena y poco más.
En realidad, lo qué espera un padre de un niño con alguna discapacidad o trastorno es que les traten con normalidad, si tienes dudas: pregunta, evita desbordar lastima por los siete costados, actúa sin miedo y sin prejuicios, así sin más, y recuerda que cada caso es un mundo.
Esta viñeta lo dice todo |
Que le quiten importancia a lo que le pasa a tu hijo, tampoco ayuda, por cierto. Ayuda que te escuchen, a ti, a tus quejas y a tu rabia, poco más… Que te intereses por su evolución o por cómo comportarte con él también suele ser bienvenido, igual que cualquier ofrecimiento. Pero si no estás interesado en esa persona, mejor no finjas porque se nota, y mucho: porque contarle mil veces a alguien los problemas que tiene tu hijo y que nunca se acuerde, eso si que da pena, aunque en realidad no es más que un claro reflejo de cómo está montada esta sociedad, y no culpo a nadie, por supuesto que no, hace un par de años yo estaba igual. Pero es triste que no exista esa conciencia social porque yo no la tenía hasta que me vi metida en esta situación.
Menos mal que parece que las nuevas generaciones no tendrán esos prejuicios ni desconocimiento que tenemos nosotros. Como anécdota, mi hija coincide en sus terapias con niños con diferentes problemas y discapacidades y no hace distinción entre ellos: los saluda, abraza y besa a todos por igual. En concreto, hay un niño con parálisis cerebral: no habla y apenas tiene movilidad. Paula lo saluda igual que saludaría a cualquier compañero de su clase y lo más bonito de todo es como a él se le ilumina la cara y le cambia el gesto como respuesta al trato de ella.
Lo que quiero reflejar con esto es que hoy en día debemos educar a nuestros hijos desde la diversidad para que el dia que se encuentren con alguien con algún trastorno, dificultad, discapacidad sepan cómo actuar y no se queden titubeando o empiecen con el discurso esperanzador de “regalito o "trocito de cielo” Detrás de esos niños que se enteran de todo (las apariencias engañan) están unos padres que luchan todos los días, todas las horas, que se han empeñado en sacar a sus hijos adelante y no aparcarlos a pesar de que la sociedad les empuje a todo lo contrario y de que los diagnósticos les pongan siempre en lo peor. Y lo más importante: estos niños son unos trabajadores, unos valientes y nos dan verdaderas lecciones de vida todos los días.
miércoles, 15 de octubre de 2014
lunes, 13 de octubre de 2014
De vuelta
Hacía tiempo que no pasaba por aquí. El otro día se me
ocurrió ojear mi abandonado blog, y vi todas las visitas que tenía sin ni siquiera haber escrito una mísera línea. Pensé que no podía dejar de escribir ya que parece que lo que escribo llega a la gente, así que me dispongo a retomar este rincón y hacer que siga
vivo. Cinco meses sin escribir muchos son, y bueno, os pido disculpas por no
haber dado explicaciones pero esto no deja de ser un hobbie para mí y al final
todo se resume en que mi vida real me ha consumido todo el tiempo.
Os seguiré contando los avances en el crecimiento y
desarrollo de mi hija, mis impresiones sobre su trastorno y todo lo que le
rodea, os contaré todas las trabas y las ayudas del sistema, y también os
quiero contar actividades que hacemos tanto en casa como fuera para que la niña
siga aprendiendo, porque no nos engañemos los niños aprenden jugando.
Como no quiero empezar a contaros cosas así sin más, os haré
un resumen de estos meses:
Mi pequeña se graduó en la guardería, bailó como una
campeona sin perder el ritmo, porque de ritmo y música ella sabe mucho. Nos
fuimos con pena por los dos años pasados allí que nos han aportado tanto a toda
la familia y muy agradecidos por lo cuidada, estimulada y querida que ha sido
la niña.
Empezamos el verano
con mamá (yo) un poco flojilla pero
enseguida recuperamos el ritmo con visitas a la playa y baño, pero entonces papi se puso malito; Por suerte todo salió bien, aunque
tuvimos unos días difíciles de ingreso en hospital. La peque se portó fenomenal
con sus abuelos que fueron nuestra salvación y entendió a la perfección lo que
estaba sucediendo.
Tras el bache de salud pudimos disfrutar los tres juntos de
unos días de vacaciones, y adivinad quién fue la que más disfrutó…Piscina, mar,
agua y más agua, capuzones, castillos de arena, jugar con sus primas, con “amiguitos”
en la playa, paseos con y sin patinete, parques de bolas, camas elásticas, ferias
y el treeennn…Si el tren, pero no una locomotora cualquiera no, si no el típico
tren turístico que hay en las playas (tierra trágame)…Y es que era una experta en oír la campana
del “trenecito” desde bien lejos: “Oohh, la campana del tren”.
Más rápido de lo esperado, llegó septiembre, con el temido comienzo del “cole nuevo” y todo fue sobre ruedas, ella estaba deseando ir: hasta los
sábados me preguntaba si nos íbamos al cole, y así sigue: féliz. Aunque ahora
por las mañanas me pregunta otra cosa, me pregunta si vamos a ir al salón de
las princesas, desde que el sábado pasado fuimos princesas por un día (lo
podéis leer aquí). Menos mal que, sobre la marcha se me ocurrió decirle que su
cole era un cole de príncipes y princesas que de lunes a viernes pintan, cantan
canciones y leen cuentos…Parece que de momento ha colado, pronto os iré
contando más cosas.
Durante estos meses he podido volver a comprobar que mi hija
es féliz, y es feliz con poco, cualquier cosa por pequeña que sea le alegra el día,
lo vive todo con muchísima intensidad, lo cual es un poco rollo cuando tiene que dejar de hacer algo que le gusta porque se enfada, pero veo como disfruta de la vida y como a pesar de sus
dificultades, se interesa en saber y aprender cada día más; cómo no hay malicia
en ella (que sí pillería) y si te ve triste te consuela y te da besos. Comparte
sus juguetes aunque también le sale su “miiio”, pero siempre cede (esto me
gusta menos pero…) lo cual me hace ver que es muy buena. En fin, que vamos a
seguir en el camino que aún nos queda mucho por recorrer y esperamos hacerlo
bien o lo mejor que podamos.
Gracias por seguirme.
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